31 de mayo de 2014

TIENE COJONES LA COSA


Ingrid Berthon-Moine nos pone el zoom bien cerca, directamente el la bolsa escrotal de las antiguas esculturas griegas. Esta fotógrafa francesa, que vive y trabaja en Londres, se dedica a investigar el cuerpo humano y su sexualidad a través de sus obras, que cuestionan las convenciones culturales y desafían lo absurdo.

En su última obra –"Marbles"– se ha centrado, y nunca mejor dicho, en los testículos de unas doce esculturas de la antigua Grecia. No quiero ser malo, pero a mi parecer esta fotógrafa es la típica que dispara carretes sin ton si son, y luego busca una explicación coherente con la que ganarse el respeto. Puede ser que a nadie antes se le haya ocurrido fotografiar muy de cerca el órgano masculino más sensible y vulnerable, pero tiene cojones la cosa

Sigo pensando que esta excéntrica y transgresora artista elabora un buen discurso con el que convencer a las 'cabezas serrín' donde expone. Explica que se inspiro en la habilidad de los antiguos escultores griegos para tallar a la perfección la caída de estos huevecillos bajo el efecto de la gravedad y la imperfección que presentan estás glándulas –el cojón izquierdo cuelga más que el derecho–. 


Ingrid va más allá, a un nivel fisiológico. Nos aclara que existen estudios donde se ha demostrado que la testosterona que segrega nuestras 'pelotas' podría ser la responsable de la actual caída del mercado financiero como alega el neurocientífico –y ex operador de Wall Street– John Coates.

Particularmente me quedo con la extraña sensación que me producen estos genitales masculinos, que sobresalen, que son frágiles y delicados y que además cuelgan. La suavidad aparente contrasta la textura labrada en el mármol, ya gastado y viejo, con una precisión magistral. Representan la virilidad, el poder sexual, pero a su vez, enmarcados por una debilidad física





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