No
se si os habréis fijado en el nuevo anuncio de las barritas BiManán donde vemos
a un grupo de amigas en una cafetería, una de estas saca una barrita
energética, lo que provoca un grito al unísono: su novio le ha pedido
matrimonio! Un segundo después una de las amigas le pide la barrita.
¿Conclusión?,
que los ‘encargados de vender’ estas barritas sustitutivas de dos comidas
diarias, han decidido usar el camino más corto: chica guapa consigue adelgazar
y entrar en el vestido de novia, el supuesto sueño de cualquier mujer. El
sexismo más evidente, espantoso y superficial que aún se utiliza en las
campañas publicitarias y que sigue persuadiendo a esta sociedad.
Tengas
o no tengas novio, con estas barritas adelgazarás para estar estupenda y
divina, según los cánones establecidos para ser una mujer perfecta.
Es
justo este cliché, la excusa perfecta para la artista neoyorquina Lee Price,
quien afirma que "en esta sociedad,
existe una excesiva presión para que las mujeres estén delgadas. Se supone que no
tenemos apetito – ni para la comida ni para muchas otras cosas. Nosotras somos
las que damos y nos las que consumimos, y creo que mis pinturas hablan de ello.
Se presentan mujeres que están ahí diciendo a los espectadores: ‘Yo no voy a censurar mi apetito’ ”.
Porque
las mujeres son mucho más que el simple hecho de atraer a los hombres, por eso
la artista presenta una serie de pinturas realistas al óleo, donde se muestran a
las mujeres y su placentera alimentación –helados, tartas, hamburguesas, etc.– en unos
escenarios íntimos y privados.
Una
critica hacía la sociedad que obliga a las mujeres a comer a escondidas, en
forma de autoretratos en cenital, que combinan la gula con el cuerpo femenino, para
provocarnos sensaciones que van desde la indulgencia hasta sentirse
reconfortados.
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